viernes, 5 de abril de 2013

...VI...


Buenos días por la mañana. Frase típica de Roberto. Y es que sí son buenos. Una razón: el sueño con el chico que parecía un modelo y me llevaba a una simple y perfecta cita aquí en Londres de sorpresa, ¡no era un sueño! Me levanto, me miro al espejo. Hoy me veo guapa. Él me hace sentirme así, guapa, considerada, especial. Tengo ganas de salir del hotel, de pasear al aire libre y recordarlo todo. Realmente me dejó marcada ese chico. Espera, ese chico no… ¡Daniel! Me sonrío. Qué suerte tienes chica del espejo. Pongo música en mi móvil. La subo y, aunque no tenga un volumen alertador como el que quiero, entra por mis oídos y acompaña mi euforia. Me lavo la cara con agua fría, me recojo el pelo en un moño débil y alto y salto por el cuarto despeinandome. Descorro las cortinas, el tiempo es frio, triste y oscuro, pero no importa, no. Río descaradamente, suspiro hondamente. Si es que es… Me tiro a la cama, me extiendo y me quedo tranquila y feliz. Cierro los ojos. Habíamos prometido no decirnos el nombre esa noche, y lo recibí en un mensaje justo cuando empezó un nuevo día, cuando nos despedimos. Yo le devolví el regalo con el mío. Llaman a la puerta. Abro, Estef, que mira mi expresión. No ha venido en toda la noche, no sé dónde estuvo. Pero ahora lo que importa es lo que pasó ayer, y ella lo reconoce.
-¡Ooooooooh! Tú esta noche… ¡sexo! Menos mal que no molesté.
-¿Qué? No soy tan fácil. –Le lanzo una mirada pasional.- Aunque no me hubiera importado…
Gritamos todo lo que podemos. Me siento bien, expulso todo mi entusiasmo. Cerramos la puerta de un golpazo y saltamos todo lo alto que podemos.
-No es tan fácil resistirse. ¡Está buenísimo!
-Pues te quedas con las ganas, es solo mío.
Se sienta ilusionada, siente todo lo que siento. Es una ventaja de hablar con Estef. Somos yo y ella, yo soy ella, ella es yo.
-¿Cómo es? ¿Qué hicisteis? ¡Empieza, chiqui!
-Para empezar: me lo comía entero. Es tan tonto… Jugueteamos, me cautivó su sonrisa y su mirada, era como si me leyese los ojos. No tengo ni idea de cómo aguanté y no babeé porque es el chico con el mejor cuerpo y más guapo que he visto en mi vida. Es gracioso, se interesa por mí, me desnuda con la mirada… ¿Sabes lo que es eso? Es indefinible.
-¡Ya lo vi! Qué envidia, guarra.
-Amanda sí que tenía envidia.
-¡Nadie lo puede negar! A ti no, pero a ella se le caía la baba. Unos celos por no ser ella  la chica a la que quería conocer desde el día dieciocho…
 -¡Qué gran frase!
Nos reímos. Estef me observa pensativa.
-¿Qué piensas?
-¿Qué es lo que repetías cuando conociste a Juampi?
-No sé por dónde vas. ¿Qué era mi príncipe? En esa temporada era muy niña. ¿Qué repetía?
-Lo contrario. Que era muy tonto.
-Es verdad… Así dices tú que defino a los tíos de los que me enamoro.
Estef asiente y me quedo paralizada al mismo tiempo que el moño se deshace y unos pelos caen en mi rostro. ¡He dicho que es tonto demasiado pronto!

***

Un sonido alerta mi mente. Mis oídos lo detestan, es intermitente y agudo, solo puede ser el teléfono. Alargo el brazo para contestar, gracias a que soy inteligente y cuando me quedo solo en casa lo traslado a mi mesilla de noche.
-¿Sí?
-Brode
-Brode. ¿Qué tal? ¿Para qué llamas?
-Pues por saber algo de ti, chaval.
-Te contestaré a lo que me pidas.
-No son preguntas. Hace mucho que no nos vemos y te quiero comentar algunas cosillas de estas navidades.
-Te diría que no, pero me has cogido sin nada que hacer.
-Y aún así, yo sería siempre más interesante.
Nos reímos. Un amigo al que conocí porque me lo presentó Anne, la hippie. Tardamos poco en llevarnos bien puesto que, al igual que yo, es español y le encanta la juerga. Aunque siempre me he preguntado qué es lo que les une a esos dos. Ella es demasiado liberal y tranquila, él es un fiera y, a decir verdad, no le agrada la gente que no es de su estilo.
-Tomamos una tapa de las españolas. Donde siempre, puntales. Me encanta esa palabra por cierto.
-¿Quién te entiende?
-Españolas, gili. En dos horas. Vente guapo, ya que eres un imán normalmente para las mujeres, hoy serás mi amuleto.
-Claro, claro. Porque no consigues nada tú solo.
-¡Olé!
-Nos vemos.
Colgamos. Desde luego que le voy a conseguir chicas, se las voy a dejar todas, porque la de ayer las supera sin creces. Y porque, siendo sincero, me ha robado la mayoría de los pensamientos.

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